Un rescate en el mar, una obra de arte y una historia de amor: los días de Molina Campos en Mar del Plata

Florencio Molina Campos es sinónimo de arte y tradición gauchesca y tiene una historia que está íntimamente ligada a Mar del Plata, a punto tal que la primer aparición públicas del artista fue en la ciudad, aunque no por un hecho artístico sino por un policial: a fines de febrero de 1913, mientras vacacionaba en la actual playa Popular fue rescatado por un guardavidas caboverdiano y producto del episodio, surgió la obra “Viera qué linda es la mar”.

Un breve reporte de la época da cuenta el 1° de marzo de ese año, da cuenta del accionar del cabo Luis Alfonso de Prefectura y el bañero Antonio Monteiro, dos de los “negros nadadores” de Mar del Plata en las tareas de salvataje “del joven Molina Campos” en la recién inaugurada playa Bristol, que por entonces tenía 22 años.

Su obra en Mar del Plata se expuso por primera vez en 1927, en un local de la Rambla y fue un éxito absoluto: trajo 34 obras para exponer y logró vender la totalidad de las piezas. A la vernissage del evento asistió el propio Presidente de entonces, Marcelo T. de Alvear que incluso adquirió “Churrasqueando”. Dicha compra fue ampliamente difundida en los medios de comunicación que pusieron en primera plana la figura del artista plástico formado en las mejores instituciones porteñas.

Un año más tarde buscaría repetir el éxito de su primera presentación individual. Aunque, en dicha oportunidad presentó 25 cuadros costumbristas  en el local que una reconocida firma catalana tenía en la Rambla, que se volvió su galería preferida. Antes que comience su demolición para dar paso al Casino, en 1937 realizó la última exposición en la ciudad. Expuso 44 obras y por la muestra, además de la alta sociedad que veraneaba en la ciudad pasaron el presidente Agustín P. Justo, el gobernador Manuel Fresco y el exmandatario Marcelo T. de Alvear junto a la exprimera dama, Regina Pacini.

Mientras realizaba su primera exposición en la ciudad, Molina Campos conoció a María Elvira Ponce Aguirre, una maestra que había llegado junto a tres amigas a veranear a la ciudad y decidió recorrer el local de la Galería de la Rambla Bristol cuando la muestra se encontraba en etapa de curaduría y luego acompañó al artista en la vernissage. Cinco años más tarde, se casaron en Uruguay.

N. de la R; Fuente – 0223 Mar del Plata.

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