Nuestra convecina Anabela García denunció públicamente de hostigamiento a las autoridades municipales por la no renovación de su contrato

Nuestra convecina Anabela García hizo pública en sus redes sociales una situación por la que está atravesando, donde luego de 8 años de ser contratada por el Municipio para desarrollar tareas en la Biblioteca Municipal Manuel Vilardaga, le fue comunicado que no le será renovado desde el 1 de enero del 2023. Considera que es claramente una víctima de persecución política que realizan las autoridades locales dada su militancia dentro del Frente de Todos. Aquí su posteo:

“Alguna vez escuché decir que a partir del 10 de diciembre del 2011, con el triunfo de los conservadores, Ayacucho pasó de ser un municipio a convertirse en una estancia. Hoy confirmo en carne propia esa realidad.

Resulta que hace apenas unos días, cuál cínico regalo de Navidad, llegó a mis manos la notificación de que la Municipalidad prescinde de mis servicios laborales para el entrante año. Y eso no es todo; lo más gracioso (y trágico a este punto) vino con los argumentos esgrimidos por el Intendente, quien basó su arbitraria y maliciosa decisión en mi presunto incumplimiento a los deberes como trabajadora y a supuestos conflictos generados por mi persona dentro del área donde responsablemente me desempeño hace ya ocho años.

Me duele profundamente tener que aclarar lo que a todas luces es obvio. Esas acusaciones carentes de todo soporte fáctico no son más que el barro que el Gobierno local me tira encima para ensuciarme y al mismo tiempo ocultar la verdadera motivación de su decisión: al igual que un patrón de estancia de principios de siglo XIX, Cordonnier pretende domesticar a sus “sirvientes” a su antojo.

Pero a usted le digo, señor Intendente, y a través suyo a todos sus lacayos, las y los trabajadores municipales no somos sus esclavos. Somos hombres y mujeres que día a día nos levantamos para mantener a este maravilloso municipio en movimiento. En mi caso, ese fue el valor que me inspiraron tanto mi papá como mi mamá; el de decir orgullosamente “¡Soy municipal!”.

Es hora de llamar a las cosas por su nombre; estamos hablando de un irrebatible ejemplo de persecución por mi pertenencia política. Más allá de todo el ardid desplegado para maquillarlo, ya se vuelve tan inocultable como insostenible.

Si en vísperas de un nuevo año van a dejar a una madre sin trabajo por repulsión a su identificación partidaria, al menos tengan la dignidad de firmar la decisión con las palabras que corresponden haciéndose cargo de sus acciones.

Dejen de jugar al estanciero y pónganse a trabajar en serio por los y las vecinas de Ayacucho.

Mientras tanto, tendrán que responder ante la Justicia por este repudiable acto de cobardía, calumnia y hostigamiento hacia mi persona”.

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