IA en el lugar de trabajo: la necesidad de gobernanza tecnológica

Cuando se lanzó ChatGPT y atrajo la atención del público, se aceleró exponencialmente la adopción de la inteligencia artificial generativa (IA) y la competencia entre empresas para capitalizarla. Con este crecimiento llegan también grandes oportunidades. Sin embargo, es esencial que la tecnología se utilice de forma responsable y que la confianza en ella aumente gradualmente.

El potencial y el poder de la IA es tal que las empresas pueden saber más de nosotros que nosotros mismos. Existe una delgada línea entre utilizar la IA para el bien de los empleados y acabar siendo intrusivos con los datos que obtenemos a través de ella. Encontrar el equilibrio adecuado depende de que los empleadores utilicen soluciones con beneficios claros para los empleados, que permitan a los individuos controlar sus datos y la forma en que la IA los utiliza, y que haya una supervisión humana de cada recomendación realizada.

«Hace una década, había un chiste sobre Target que predecía el embarazo de una adolescente antes de que ella o su familia pudieran predecirlo, todo a través de sus hábitos de navegación en línea y los datos de las redes sociales. Los algoritmos de IA actuales son más avanzados, con una potencia de cálculo 100 millones de veces superior a la de 2012. Imaginemos lo que los sistemas actuales podrían predecir si tuvieran un control ilimitado sobre nuestros datos… y, sobre todo, si hicieran recomendaciones que afectaran a nuestra vida profesional, nuestras trayectorias profesionales, nuestros objetivos vitales y mucho más», afirma Annee Bayeux, Chief Learning Strategist da Degreed.

Según ella, para garantizar que la IA trabaje por el bien de todos y cree una sociedad inclusiva, los líderes empresariales deben debatir la gobernanza necesaria para proteger los derechos individuales y los datos. Especialmente en los lugares de trabajo, donde las aplicaciones de IA «de alto riesgo» pueden afectar a la contratación de determinadas personas y a las evaluaciones profesionales, y las recomendaciones de IA pueden alterar las oportunidades educativas y profesionales que se ofrecen a las personas.

«Cuando la IA trabaje en beneficio de las personas, estas estarán más dispuestas a dar acceso a sus datos de habilidades, que son esenciales para entrenar los modelos de IA y generar ideas. Pensemos en la libertad con la que los consumidores facilitan sus datos para obtener recomendaciones más personalizadas, como descuentos, correos electrónicos relevantes e incluso qué ver en televisión. Lo mismo ocurrirá con las recomendaciones de la IA en el lugar de trabajo. Una vez que los empleados experimenten los beneficios de la IA con oportunidades personalizadas de carrera y aprendizaje, comprenderán el necesario intercambio de información con los datos de sus habilidades. Sin embargo, si los empleadores explotan los datos de los empleados al utilizar la IA, el consentimiento de los empleados puede retirarse rápidamente», dijo Annee.

«Estamos en una carrera para proteger el uso de la IA, sin ahogar la innovación y los beneficios para la sociedad. Es una tarea difícil, pero que las futuras generaciones de trabajadores nos agradecerán si lo hacemos bien.»

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