El cielorraso de una parte importante de la Parroquia ubicada en Avenida Dunckler frente a Plaza Rivadavia, se desplomó cayendo sobre los bancos y alcanzando otros elementos del lugar que se dañaron seriamente. Se estima que todo ocurrió en el lapso que va desde las 12 a las 14, ya que se había llevado a cabo una misa que terminó a esa hora sin ningún contratiempo.
Fuentes parroquiales manifestaron que desde hace un tiempo los colaboradores y peregrinos de la iglesia habían observado que estaban comenzado a formarse grietas en ese sector y que estaba en agenda llevar a cabo los arreglos, aunque todavía carecían de todos los recursos económicos.
El desprendimiento podría haber sido causa aparentemente de la fatiga de los materiales, producto de algunas grietas, causadas por las filtraciones de agua. De esta manera, debido al derrumbe, se dispuso el cierre del templo en forma completa.
Las imágenes muestran un panorama totalmente desolador, propia de las iglesias en tiempos de guerra cuando han sido bombardeadas. La primera impresión fue de sorpresa, luego de angustia y más tarde de desazón por el solo hecho de pensar las consecuencias si lo ocurrido se daba horas antes, manifestaron.
Una vez que se llamó a Bomberos Voluntarios, el Jefe del cuerpo activo, Ezequiel Asurabarrena, acudió al lugar y Bomberos clausuró el ingreso a la iglesia hasta que no se hiciera una evaluación completa y las correspondientes pericias por el riesgo de que se sigan derrumbando las partes que aún no lo hicieron y siguen pegadas.
Por su parte, el intendente Municipal, Carlos Ferraris, ya se comunicó con el padre Carlos Olguín para ponerse a disposición y a través de Obras Públicas llevar a cabo las reparaciones o demoliciones necesarias.
N. de la R; fuente Perfil.
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