Romina Arrieta es muy joven, sólo 24 años. De porte alto, simpática y con una seguridad que denota una madurez que muchos de su edad aún no han alcanzado.
Esta seguridad la ha llevado a tomar decisiones llamativas, como es la convertirse en la primera mujer que trabaja como chofer de un camión de hacienda en nuestra localidad.
«Me largué sola en marzo del 2024. Siempre viajaba con un acompañante, para que me indicara cómo atracar y eso. De un día para el otro, surgió un viaje a la tarde y no tenía quien me acompañe. Salí sola y dije «Es el momento de aplicar lo que había aprendido de mi hermano, de mi papá».
Entonces, me largué sola» cuenta esta joven a que se crió en un ambiente rural, con sus padres María José y Walter, a ABCHOY.
Su experiencia comenzó más temprano «A manejar empecé en el 2021, cuando nació la empresa familiar. Yo antes era niñera o andaba en servicios de catering o haciendo changas después del secundario. Pero cuando tenía tiempo, empecé a andar con mi hermano (Brian). Era tranquerera, le indicaba para atracar, DJ, cebadora de mate… Hasta que un día me dijo «Si me vas a acompañar, tenés que aprender a manejar».»
«Empecé a manejar, a tomarle la mano. Lo hice porque he visto que duerme poco, es un trabajo muy sacrificado.» cuenta Romina.
Romina no siente el prejuicio de un ambiente masculino «Acá en el pueblo, como son todos compañeros, no tienen problema. Se sorprenden cuando te ven en un camión. Me ha pasado ir a descargar a varios lados y, a pesar de la sorpresa, te felicitan, te dan una mano para atracar, son muy solidarios».
El trabajo requiere responsabilidad porque hay que estar a tiempo en los campos para cargar, salir muchas veces en la madrugada, lo que obliga a perderse diversiones o compromisos propios de la juventud. Romina es conciente de eso «Siempre hay responsabilidades. Lo he visto a mi hermano, que se priva de varias cosas o va un ratito a una cena, y vuelve. A mí también me ha pasado que tenés algún evento, y bueno, es un ratito porque al otro día tenés que madrugar.»
Antes de salir, hay varios aspectos a observar «Ver cómo está el clima. Si llueve, tenés que salir igual y el tema del barro todavía me da un poco de temor, pero con la práctica me voy a ir haciendo.»
Si bien está empezando con este oficio, ya le ha tocado hacer viajes largos «Arranqué en la zona, yendo a cargar a un campito para el lado de Udaquiola, por ejemplo. Pero ya me ha tocado ir a Suipacha, a Los Toldos. Con mi hermano hemos ido a Córdoba y he vuelto manejando yo para que él pueda descansar porque al otro día tenía que seguir. Por ahora es todo dentro de Buenos Aires, acá en la zona, pero ya tengo ganas de salir a rutas más lejanas».
Si bien comenzó aprendiendo en la empresa familiar, ahora está trabajando en otra «Un señor me contactó a fines del 2023. Yo andaba justo con mi hermano, en la feria, y me dice «Estoy con miras de comprar un camión. Quiero que vos seas la chofer de mi empresa». Me agarró desprevenida porque, en mi mente, no estaba la idea de trabajar como chofer. Sólo pensaba en acompañar a mi hermano y manejar el camión de papá, y no sé si aspiraba a largarme sola. Me sentía confiada, tenía seguridad, me sentía que estaba apta. Papá, mamá, Flor, Braian, mis amigos siempre me apoyaron. Me dijeron «Vos tenés la capacidad para hacerlo». Así que le dije que sí y, a principios de este año, me trajo el camión y me dijo «Romy, el camión está, si vos estás, metele para adelante que te quiero como chofer».
«Es una experiencia nueva para mí, largarme sola en un camión. Había aprendido muchísimo con mi hermano, hoy en día es un gran referente al igual que papá. Siempre me guían, siempre les pregunto. Así que este año me largué y acá vamos.» cuenta con satisfacción.
El trabajo de un chofer, día a día, implica mucho más que manejar en la ruta. Romina lo describe «A mí el patrón me dice «Romy, mañana a las 7 te esperan en un campo». Yo, con el Google Maps, me voy guiando. También con la orientación de papá y Braian. Es llegar y atracar. A mí se dificulta un poco ahora con el acoplado. Son casi 18 metros que tenés que llevar para atrás con el chasis y el acoplado. Así que me tomo mi tiempo, tranquila. Los paisanos me esperan. Yo les explico que le estoy tomando la mano todavía. Así que ellos me guían, me esperan, yo freno, me bajo las veces que sean necesarias.»
«Es llegar, cargar los animales e ir parando en cada pueblito que puedas para ver si la hacienda va bien. Porque si se cae alguno, tenés que tratar de levantarlo para que lleguen en pie a destino. Con los papeles, hay que esperar. A mí me pasó una vez que fui a cargar y estuve esperando un rato para que me traigan la guía, porque sin guía no podés ir a ningún lado. Te llega a parar alguien y chau. El carnet lo saqué en el 2022 para acompañar a mi hermano.» agrega.
En los lugares que la conocen, no faltan las bromas «Si tengo mucha confianza por ahí con el don, porque acá en el pueblo nos conocemos todos. En los campos también. Mi papá antes trabajaba en el campo y a nosotros nos conocen. Voy a lugares donde me conoce mucha gente, entonces sí, nos ponemos a joder. Donde es la primera vez que te ven, son todos serios, muy amables y respetuosos.»
El ir descubriendo el día a día de este oficio, la alienta a seguir «Aprender o hacerme sola en la ruta, es bueno. Me pasó que se me rompió una goma y dije, bueno, ¿cómo lo resuelvo? Estaba parada en el medio de la nada, a 20 kilómetros de Ayacucho. Viendo a mi hermano, recordé que si era la goma de afuera, te podías acercar hasta el pueblo despacito.»
Y valora otros aspectos «Las amistades que te deja. Mucha gente va al mercado y se sorprenden, te felicitan, te preguntan tu historia y ya se hacen amigos. También te agregan a los grupos de WhatsApp y te dicen «Cualquier cosa que necesites, me escribís…»
Se siente una compañera más en el ambiente «Acá en el pueblo mi hermano tiene como amigos a todos los camioneros. En la feria te sabés cruzar y saludan, te dan una mano, todo, está buenísimo».
Su idea, a pesar de la sorpresa que genera a muchos, es continuar con este oficio «Quiero seguir y, si en un futuro se puede, meterme en la empresa de papá. Quiero trabajar con papá y Brian. Cada viaje que voy sola lo disfruto más; cada obstáculo que tengo hay que solucionarlo, eso me gusta del oficio».
En estos tiempos se generan estos quiebres de prejuicios, de costumbres, y se incorporan nuevos protagonistas a un oficio que avanza a marcha firme.
N. de la R; fuente Damián Miguel ABC / HOY Rauch.
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