En un mundo donde el arbitraje ha sido tradicionalmente dominado por hombres, Karina Patrault una rauchense de 50 años, está rompiendo moldes y haciendo historia. Desde que comenzó su carrera en 2018, Karina ha demostrado que la pasión y la dedicación no conocen barreras de género.
Karina inició su camino en el arbitraje tras completar un curso municipal, y rápidamente se incorporó como asistente en diversas ligas y eventos, desde comerciales hasta torneos intercolegiales. Hoy, su presencia es notable en las ligas de Balcarce, Mar Chiquita y Madariaga, tanto en cancha de 11 como en salón, incluyendo los torneos de fútbol de ligas para chicos con capacidades diferentes.
“Es un desafío personal y profesional”, comentó Karina al ser consultada por LA NUEVA VERDAD DE RAUCH. El camino ha sido sencillo, ya que ha tenido que enfrentar “el machismo y la agresividad” que en muchas ocasiones proviene desde el público, fuera de la cancha. A pesar de las dificultades, se siente cómoda en su trabajo, especialmente al compartirlo con su hijo menor, quien también se ha convertido en parte de su viaje en el arbitraje.
El porqué de arbitrar?. Para mí es un desafío personal y de superación. Como dije, desafíos. Es difícil porqué aún es una actividad muy machista en la sociedad en general”, dijo.
A los 23 años, Karina dejó Rauch su ciudad natal para mudarse a Mar del Plata, ciudad donde actualmente residente y donde formó su familia. Este cambio marcó un nuevo capítulo en su vida, permitiéndole crecer tanto personal como profesionalmente.
Karina tiene 50 años, está casada con Javier Guaita y tiene dos hijos: uno de 23 y otro de 27.
La historia de Karina Patrault es un testimonio de su capacidad para superar barreras y desafiar las normas establecidas. Su dedicación y pasión por el arbitraje no solo la han llevado a destacarse en su campo, sino que también la han convertido en una fuente de inspiración para muchas otras personas que enfrentan desafíos similares.
Karina Patrault no solo está haciendo historia en el arbitraje, sino que también está allanando el camino para futuras generaciones de mujeres en el deporte, dejando como mensaje que cualquier barrera puede ser superada.
N. de la R; fuente La Nueva Verdad de Rauch.
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