La incesante llegada de cascarudos a nuestra ciudad en esta época del año que se suma a jornadas de intenso calor, han generado que en toda la ciudad se perciba un extraño olor nauseabundo producto que los bichos, al quedar muertos en las calles aplastados por los autos y bien contra las veredas, entren en putrefacción y generen un aroma muy feo, además de la incomodidad que significa en nuestras propias viviendas encontrarnos con estos bichitos continuamente y hasta obligándonos a tener todo cerrado y con poca luz.
Claro que el municipio no puede hacer nada contra la aparición de estos molestos coleópteros pero sí deberá instrumentar una limpieza de las calles de la ciudad de forma diaria, sobre todo en los lugares donde debajo de las columnas de iluminación se juntan por las noches y al día siguiente se puede apreciar que quedan miles y miles que, bajo los efectos del sol, terminan por generar el olor al que hacíamos mención.
La prueba de ello es que en la noche del Sábado, en los Carnavales de la ciudad, en la esquina de Miguens y Colón, muy cerca de donde estaba ubicado el escenario, el olor que había allí era muy fuerte y si uno observaba contra el cordón, allí yacían miles y miles de estos bichitos.
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