Este domingo desde las 18 en la Casa de Italia, nuestro querido convecino Mario Bértoli presentó su libro. Con gran concurrencia de amigos, clientes y familiares, fue una ceremonia sencilla, pero muy emotiva, tal como es el propio autor de esta obra. Hablaron el Intendente Zubiaurre, Abel Bruno, Mario Muravic y el propio Bértoli. -Fotos y detalles-.
Emociones, emociones y más emociones, se vivieron este domingo en la tarde-noche de la Casa de Italia. Es que nuestro querido convecino Mario Bértoli, presentó su libro denominado “la Raíz y el árbol”, en el que cuenta como transcurrió su vida, en los duros primeros años de la infancia, hasta su llegada a la Argentina, cuando tenía 17 años, y la empresa que forjó junto a sus hermanos Silvio y Rino.
Por espacio de unos largos minutos, con emociones que le llevaron a quebrar la voz y por lo tanto recibir una gran ovación, Mario relató parte de sus primeros años de vida, cuando con su hermano Rino, salían a las colinas en busca de que comer, una vez fallecido su padre. Del esfuerzo que hizo su madre, para tratar de llevar algo de comida a su casa, después de una jornada entera.
También, Mario Bértoli recordó cuando su hermano Silvio fue convocado al ejército para ir a la guerra, cuando se había convertido en sostén de la familia siendo muy joven, por lo que se quedaron sin un ingreso vital para “vivir”. En ese entonces, su hermano mayor, al que recuerdan como un padre, trabajaba en una fábrica de armas, donde llegó a ser 1 er tornero, por lo que ganaba muy bien, y cada quincena le entregaba a su madre el sobre cerrado que cobraba, para ayudarle a mantener la familia.
Ya con lágrimas en los ojos de familiares y amigos, pero también de todos los presentes, el italiano que se considera también un argentino más, ya que hace 65 años que está acá, y cumplió recientemente 82 de vida, narró la época difícil de su llegada a este país en la década del 50. De lo agradecido que está a la familia Prezioso que lo llevo a trabajar al campo. Recordó su aprendizaje como albañil con Rogelio Loscalzo, y su paso por el peladero “San Juan”, cuando allí trabajaban en tres turnos.
Siempre en relación a lo narrado por Bértoli, contó que todo esto y muchas otras anécdotas forman parte de su libro, de su historia y de la de su familia, esa que su afectos más queridos, sus hijos y nietos; le pidieron que deje para que quede un documento, su experiencia que seguramente servirá a muchos otros como ejemplo de vida, a pesar que el inexperto escritor, dejo constancia que no es una obra literaria la suya, sino varias historias que cuentan momentos inolvidables…
De la época del Vivero, Mario indicó que lo alquilaron con dos de sus hermanos la propiedad en 1954, y un año después la compraron, llegando a tener unos 9 empleados y producir unas 250 0 300 mil plantas por año, las que vendían en su totalidad. En este sentido, veían que la gente se iba a Tandil a comprar los frutales, y se preguntaban entre ellos: ¿Por qué lo plantarlos acá?…Para ello, señaló que hubo jornadas en las que trabajan 16 o 17 horas, y las personas que los veían sacando plantas por ejemplo en la Av. Dindart, se asombraban de la fuerza y el empuje que tenían, dejando pozos de hasta un metro de hondo para sacar los arboles.
Como imaginarán, para este entonces “todo el mundo” estaba embargado en una gran emoción. Es que quienes tuvimos la oportunidad de estar esta noche en la Casa de Italia, comprendimos en gran parte de los sueños, sentimientos, dedicación y esmero que esta familia ha tenido por el trabajo, por sus afectos y por nuestro querido pueblo. Así lo entendió la gente que los ha visto trabajar de sol a sol, aquel que los trató o aún hoy los hace, y sabe que son esas personas francas, de mirar a los ojos, con las manos gastadas, siempre dispuestos a ayudar y con una nobleza, muy difícil de encontrar en estos tiempos…
El padrino de la obra Abel Bruno, había comenzado a explicar todo esto, y la importancia de esta obra y esta noche, y lo dado al ciclismo una de las pasiones del querido Mario. Roberto Muravic, como presidente del Rotary Club local, fue el encargado de contar su aporte a esta institución, y de entregarle el certificado como “único” Socio Honorario de la agrupación de servicio. Finalmente, el propio Intendente Municipal Prof. Pablo Zubiaurre, resaltó la importancia de este momento, la contribución que significa esta obra a la cultura local, y su alegría de acompañar este momento.
Finalmente, hubo un momento de intimidad con los más allegados, familiares y amigos, y como no podía faltar un rico vino, que hasta tenía la etiqueta con el nombre del libro, como un detalles más a una noche que, para quienes estuvimos allí, será inolvidable. Desde nuestro pequeño lugar, también solo tenemos gratitud para Mario y familia. Recién empezábamos en esto del mundo del periodismo, siempre, siempre fuimos recibidos con una sonrisa y con predisposición a acompañar lo que hacíamos, y eso, eso tampoco se olvida nunca. Por ello, Gracias a la familia Bértoli.
Por: Lic. Pablo H. Tusq – Co propietario www.ayacuchaoldia.com.ar
Fotos: www.ayacuchoaldia.com.ar
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