En Europa – Primera prueba del Fiat Topolino: cuando lo conduces, incluso el sol sonríe

El Fiat Topolino completa el trío de mini «cubos eléctricos» sobre ruedas del grupo Stellantis (gemelo del Citroën Ami y del Opel Rocks-e).

Probamos en Alemania el Fiat Topolino, un cuadriciclo ligero...
Probamos en Alemania el Fiat Topolino, un cuadriciclo ligero eléctrico.

Nos encontramos delante de un microcoche color menta que esencialmente se distingue de sus hermanos eléctricos Citroën Ami y Opel Rocks-e precisamente por su «color de piel», además de por algún pequeño detalle. Pero, en esencia, sigue siendo una especie de cubo de polipropileno sobre ruedas, simétrico por fuera.

Las puertas laterales están montadas en direcciones opuestas (la del conductor tiene una «puerta suicida» -con bisagras en la parte trasera- y la del pasajero tiene una normal). El efecto que causa es divertido, pero la explicación de esta solución no es generar un ‘efecto escénico’ cuando la gente se sube o se baja del coche, sino más bien un recurso para bajar costes de producción.

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Fiat Topolino: con el peso de la tradición

Se llama Fiat Topolino y los italianos tienen una tradición importante que respetar con este coche: el Fiat 500 Topolino (que significa «ratoncito») se fabricó entre 1936 y 1955 y sigue siendo una institución entre los coches urbanos más relevantes de la historia.

A primera vista, el pequeño italiano inmediatamente genera buen humor con ese rostro marcado por sus pequeños ojos redondos, que lo relacionan con el Cinquecento. Y en lugar del color gris oscuro, aquí tenemos un tono verde claro que parece apelar al verano (es el único color disponible) en clara alusión a este color clásico de millones de «Vespas«, llamado «Amabile» o «Verde Vita» por los italianos.

Se trata de una asociación que no es casual, ya que el activo Vespa de Piaggio se utiliza como inspiración, ya sea con el soporte para maletas a juego o con las correas de cuero para asegurar el equipaje encima del salpicadero.

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Entre los detalles más simpáticos del Topolino, destacan el altavoz Bluetooth que hace de improvisado equipo de audio, el ventilador alimentado por USB, el termo (todo en ‘verde vita’) o las fundas de los asientos, que también pueden usarse como toallas de playa. Y para que la arena que traemos a dentro del coche no moleste a nadie, incluso hay una pequeña manguera para mantener todo reluciente después de momentos de ocio con los pies en la arena. Todo listo, pues, para disfrutar de la Dolce Vita, que así se llama precisamente la versión especial con carrocería sin puertas sustituidas por cuerdas (mientras que el Topolino «cerrado» puede tener techo practicable de tela).

Al volante del Fiat Topolino: es otra historia

Una vez a bordo del Topolino, lo mejor es que nos olvidemos de cosas que damos por sentadas que tiene que tener un coche, incluso en cuestiones de confort residual y equipamiento de seguridad. Por ejemplo, no hay aire acondicionado, cierre centralizado de puertas, airbags, ABS, luces largas, espejos retrovisores interiores (hay que mirar hacia atrás por encima del hombro), radio, navegador (usar Google Maps en el móvil para esto), maletero o elevalunas eléctricos (no se pueden subir ni bajar, solo con abrir la mitad inferior y girarlos hacia arriba).

Ambos asientos son estructuras plásticas muy básicas, con un cojín en el asiento y otro en el respaldo y ni siquiera en el reposacabezas (donde te golpearás la nuca repetidamente porque casi no hay capacidad de amortiguación en esta «suspensión»). El asiento del pasajero es fijo y está ubicado lo más atrás posible para que haya espacio para una pequeña maleta de cabina de avión y eso, junto con algunos otros espacios de almacenamiento más pequeños, es todo lo que hay para el equipaje).

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El conductor tiene más suerte y su asiento se mueve hacia adelante y hacia atrás para facilitar la adopción de una posición de conducción adecuada. La columna de dirección fija integra el sencillo panel de instrumentos monocromático, que solo muestra la velocidad, el nivel de la batería (autonomía restante) y la posición de la transmisión para elegir DriveNeutral o Rear. Y la calidad del plástico es igualmente muy sencilla.

El espacio en altura es bastante generoso, incluso para personas que miden 1,90 m, pero la anchura hace desaconsejable que dos ocupantes «más anchos» utilicen el coche al mismo tiempo: 114 cm de anchura suponen 16 cm menos que en el interior de un smart fortwo o 23 cm menos que un VW Up!

Uno de los tres únicos botones del salpicadero es el que hay que pulsar para desempañar el parabrisas, pero funciona a una única velocidad (ruidosa) y sólo hay una pequeña ranura por la que sale el aire, por lo que no llega a toda la superficie del parabrisas. Y no os quejéis porque la luneta trasera ni tiene cómo desempañar… a no ser que la limpiemos con un paño. En países más calurosos o en días de verano, el interior del Topolino se calienta rápidamente y las ventanas plegables no proporcionan suficiente aire, también porque el coche se mueve siempre a baja velocidad.

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Un ‘Lego’ de menos de 250 piezas

En cuanto a características técnicas principales, tenemos un chasis que es un conjunto de perfiles de acero cuadrados y rectangulares sobre los que se ubican las partes plásticas del interior y la carrocería. En total, hay menos de 250 piezas en este simplista vehículo que pesa 562 kilos, con baterías incluidas (65 menos sin ellas). Más relevante para la mayoría de los futuros usuarios es saber que la pequeña batería es de 5,4 kWh utilizables (7 brutos) y que el motor de 8,2 CV permite una velocidad máxima de 45 km/h.

Las medidas de aislamiento acústico son prácticamente inexistentes, lo que acaba con la idea de que cualquier coche eléctrico es silencioso. El viento, la suspensión (si es que se puede llamar así), los neumáticos y el motor, todos producen ruidos que pueden dar la idea de viajar sentado en una nave espacial de Star Wars). Pero con el motor delante y la batería detrás, el reparto de masas está equilibrado y esto es útil porque (junto con la baja velocidad máxima) ayuda a evitar cualquier tendencia al subviraje en curva.

La baja potencia y bajo par también son fundamental para evitar que los neumáticos patinen al pisar el acelerador, algo que ocurre a menudo en coches eléctricos en los que el par, casi siempre elevado, se entrega de un solo golpe. Lo mismo se puede decir de la frenada: al no tener ABS, es bueno que no pueda superar los 45 km/h. El volante hace lo que se supone que debe hacer (gira las ruedas en la dirección deseada) y no hace falta decir que no hay asistencia, pero no hay ningún problema con neumáticos tan delgados.

Ficha técnica del Fiat Topolino

MOTOR: Eléctrico síncrono, imán permanente; Potencia: 8 CV (6 kWh); Par: 44 Nm

BATERÍA:Química: Iones de lítio; Capacidad: 5,4 kWh; Peso: 65 kg; Posición: Trasera

TRANSMISIÓN: Tracción: Delantera; 1 velocidad con marcha-atrás

CHASIS:Suspensión: Pseudo McPherson/Brazos tirados; Frenos: D/T Disco/Tambor; Neumáticos: 155/65 R14; Diámetro de giro: 7,2 m

DIMENSIONES:Largo/Ancho/Alto: 2.535/1.400/1.530 mm; Peso: 562 kg

PRESTACIONES Y CONSUMOS:Velocidad máxima: 45 km/h; Acel. 0-45 km/h: 10 s; Consumo combinado: 7,2-8 kWh/100 km; Emisiones de CO2: 0 g/km; Autonomía: hasta 75 km; Carga: 2,3 kW 0-100% 4 h

PRECIO: 9.000 euros (estimación)

Al igual que las personas con quienes nos cruzamos o el propio sol, ni este conductor puede dejar de sonreír al volante del Topolino del tercer milenio… lo cual no deja de ser extraño porque los asientos siguen siendo duros como en el Opel o el Citroën, pero Inexplicablemente todo parece más informal y más «disculpable» en un Fiat. Y lo mejor es mirar las cosas desde el lado positivo: no tenemos por qué preocuparnos por los radares urbanos que nos castigan cuando nos pillan a más de 50 km/h.

Y aún en los puntos favorables, es imposible olvidar las ventajas de poder girar por completo en tan sólo 7,2 metros o de poder utilizar cualquier pequeño hueco para aparcar gracias a una liliputiense longitud de 2,53 metros y ancho de 1,40 m.

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La autonomía, como todo en este coche, no invita a realizar viajes muy largos… o mejor dicho, largas distancias, porque en ciudad se necesitan unas cuantas horas para usar 75 kilómetros de autonomía, antes de que sea necesario volver a enchufarlo a una toma doméstica de 220 voltios (recarga completa en 4 horas). Es una pena que el cable de carga, que se encuentra en un compartimento detrás de la puerta del pasajero, no se enrolle solo como en una aspiradora, por lo que hay que empujarlo con la mano para introducirlo en su espacio. Y, por cierto, la batería no se puede sacar del coche, lo que es una pena ya que no todo el mundo tiene un enchufe delante de casa o en el garaje.

Mientras circulaba por la zona de Russelsheim, sede de Opel en las afueras de Frankfurt, el consumo medio que indicaba el rústico ordenador de a bordo fue igual al anunciado en la homologación del Topolino: 8,0 kWh/100 km.

También, como sus verdaderos gemelos con acento francés y alemán, el Topolino es un vehículo de la categoría L6e, o «cuadriciclo ligero», como el Renault Twizy más básico y el eAixam, y puede ser conducido por adolescentes a partir de 15 años, previa obtención de la titulación adecuada.

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Menos de 10.000 euros

El precio del Topolino estará sobre los 9.000 euros, unos 2.000 euros más que el Opel o el Citroën. Es el precio a pagar por saborear la Dolce vita, pero no deja de ser cierto que por dicha diferencia quizás sea posible comprar una Vespa de segunda mano para aparcar al lado del Topolino en el garaje. Y, con un poco de paciencia en la búsqueda, quizás incluso en «Verde vida»…

He utilizado (o al menos lo he intentado…) algo de humor en este análisis del Topolino, hecho con criterios aplicados a coches modernos, que cuestan decenas de miles de euros, pero que tienen finalidades muy diferentes. Sigue siendo una solución de transporte interesante para usos muy concretos, permitiendo que más personas tengan acceso a un medio de transporte personal urbano, ya sean conductores menores de edad o personas con otras inversiones prioritarias en sus vidas.

Como tercer o cuarto coche de la casa, también es una propuesta única y bien fundada: es casi tan estrecho como el smart fortwo original, lo que significa que se puede aparcar transversalmente en muchas situaciones, es barato y adecuado para la vida urbana siempre que las condiciones climáticas de invierno o verano no sean extremas.

N. de la R; fuente Diario Marca.

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