La fecha que hoy se conmemora, se estableció por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889. Coincidió con la celebración del centenario de la Revolución Francesa; mientras que, en simultáneo, se llevaba a cabo la “Exposición Internacional de París”.
Las oscuras siluetas silenciosas de estibadores danzantes, que parecen deslizarse por los muelles, con espaldas encorvadas por el trajinar diario y carentes de rasgos identificatorios que resaltan su anonimato, contrastan con el marcobullicioso y colorido de las embarcaciones amarradas al puerto en las aguas cristalinas del Riachuelo que anteceden al destacado desfile de chimeneas humeantes que se perciben en el horizonte de los grandes oleos de Benito Quinquela Martín.
Los rápidos trazos de la espátula del pintor reafirman la desconocida y misteriosa individualidad que poseen esos contornos humanos, a la vez que resaltan la universalidad de su caracterización: la de los trabajadores.
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Quizás la intención del artista habrá sido la transformación de la realidad de estos hombres, así como en otras ocasiones supo modificar el paisaje boquense con intervenciones artísticas y obras filantrópicas, con la finalidad de mejorar la vida de las personas. De una forma o de otra, son imágenes que nos sirven como ejercicio para recordar la historia, repensar el presente y proyectar el futuro.
La fecha que hoy se conmemora, se estableció por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889. Este acontecimiento coincidió con la celebración del centenario de la Revolución Francesa; mientras que, en simultáneo, se llevaba a cabo la “Exposición Internacional de París”. El Congreso procuró llamar a los trabajadores para que apoyaran un programa por la legislación internacional del trabajo, a la vez que, favorecía la propuesta realizada por la Federación Norteamericana del Trabajo (AFL) cuya campaña bregaba por la jornada de ocho horas, y estaba prevista para comenzar el 1° de mayo de 1890. La decisión de realizar una demostración internacional en su favor fue lo que sentó las bases para que se estableciese esta fecha, como el “Día Internacional de los Trabajadores”.
Recordemos que el mismo se estableció debido a los sucesos acontecidos cuatro años antes, en 1886, en homenaje a los “mártires de Chicago”, aquellos anarquistas, entre ellos, Albert Parsons, que fueron sentenciados a muerte por participar de la huelga que provocaría la revuelta de Haymarket Square, donde una bomba haría perecer a un policía, generando una posterior represión violenta y el siguiente proceso judicial irregular.
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De aquel Congreso Internacional Obrero participó una delegación de organizaciones obreras de la Argentina, iniciativa llevada a cabo por el Club Socialista Vorwärts, creado unos años antes por un grupo de alemanes de ideas socialistas, emigrados al país en las últimas décadas del siglo XIX. Este Club que promovería en Buenos Aires, el acto público y la proclama de un listado de leyes protectoras para los trabajadores.
Además, se manifestaría la necesidad de organizar una Federación Obrera, el mismo año, 1890,se crearía la Federación de Trabajadores, para luego, en años posteriores, crearse la Federación Obrera Argentina (FOA), el 25 de mayo de 1901, en el Salón de la Sociedad Ligure, en la calle Suárez 676, en el barrio de La Boca de la Capital Federal. La misma se constituyó sobre la base de distintos sindicatos de oficio y proponía llevar a cabo pactos solidarios con trabajadores de otros países, fundar una bolsa de trabajo, editar un periódico y utilizar la huelga general como principal arma de lucha. Años más tarde, en ese emblemático lugar, Quinquela Martín, participaría de lo que sería su primera exposición colectiva.
La relectura de las imágenes y de los sucesos, nos sirven año a año para reflexionar sobre los acontecimientos del pasado, y actualizar el sentido de una fecha emblemática de la cual todos nos sentimos partícipes. Como exhortaría Juan Pablo II en 1988 en su mensaje“ a causa de su dignidad personal, el ser humano es siempre un valor en sí mismo y por sí mismo y como tal exige ser considerado y tratado”.
N. de la R; fuente PERFIL – Alicia C. Martin. Directora de la Escuela de Historia de la Universidad del Salvador y Coordinadora de Extensión Cultural y Educación del Museo Benito Quinquela Martín.
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